Silvia Sanz dirigió coros, intermedios y preludios de zarzuela al frente de la Orquesta Metropolitana de Madrid, el Coro Talía y el Coro Talía Mini
Una inolvidable tarde de música que se completó con las romanzas del tenor Miguel Borrallo y las vistosas coreografías de Sara Martín y su compañía de danza española
Encendidos aplausos premiaron, una tras otra, cada una de las obras del programa, que concluyó con la Sala Sinfónica en pie
Grupo Talía – Temporada 2023-2024. Sábado, 25 de mayo de 2024, 19:30. Auditorio Nacional de Música de Madrid, Sala Sinfónica. XIII Ciclo Sinfónico-Coral, 4º concierto de abono: Gala de zarzuela. Intérpretes: Orquesta Metropolitana de Madrid, Coro Talía, Coro Infantil Talía-Mini, Miguel Borrallo (tenor), Sara Martín y Compañía (danza española). Directora titular: Silvia Sanz.
La Sala Sinfónica llena y el público en pie. El Grupo Talía despidió su temporada 23-24 el sábado 25 de mayo con una Gala de Zarzuela y un éxito rotundo. Los coros, preludios, intermedios y romanzas que se sucedieron a lo largo del programa fueron premiados, uno tras otro, con los aplausos del público. La Orquesta Metropolitana de Madrid, el Coro Talía y el Coro Talía Mini demostraron su implicación y complicidad bajo la experta batuta de Silvia Sanz. A las formaciones de Talía, se sumó el buen hacer del tenor Miguel Borrallo y las ovacionadas coreografías de la bailarina Sara Martín y su compañía.
Pasión por la zarzuela
Más de 2000 personas acudieron al concierto y unos 200 intérpretes (Orquesta Metropolitana de Madrid, Coro Talía y Coro Talía Mini) llenaron de color el escenario: claveles rojos, mantones de manila, chalecos y parpusas… Silvia Sanz, directora titular de las formaciones musicales del Grupo Talía, dirigió sin atril, como acostumbra tantas veces, con emoción y pasión y también con precisión y control de ese gran conjunto que englobaba orquesta, dos coros, solista y bailarinas. De principio a fin, disfrutó la directora, disfrutaron los músicos y disfrutó el público.
Danza española: espectacular
Y, además, vaivén de abanicos, vuelo de mantones, zapateados y repiqueteo de castañuelas, imprescindibles en nuestra música. Y es que la danza forma parte de los conciertos del Grupo Talía dedicados a música española desde hace diez años. En ese momento comenzó la colaboración de la bailarina Sara Martín con Silvia Sanz y el Grupo Talía, unas veces en solitario y, para este concierto, con siete bailarinas de su compañía. Danza española para solista, dúos o conjuntos diversos convirtieron el concierto en todo un espectáculo. Sara Martín presentó coreografías de danza española muy cuidadas, tanto de danza estilizada como de danza bolera, con un vestuario elegante y adaptado a cada obra.
El concierto
Preludios, intermedios, romanzas para tenor y coros de zarzuela componían un programa ameno, divertido, salpicado de humor y de sátira, pero también de lirismo y romanticismo. Había páginas del género grande, que son las zarzuelas de dos o más actos como Pan y Toros de Barbieri, La del Soto del Parral de Soutullo y Vert o Las golondrinas, de Usandizaga. Y se incluyeron, como no, páginas llenas de chispa del género chico (zarzuelas de un solo acto), de zarzuelas como La Gran Vía, Agua, azucarillos y aguardiente, El chaleco blanco o El año pasado por agua.
La zarzuela y el folclore
La zarzuela, como género lírico español que es, utiliza ritmos de danzas de nuestro folclore (jotas, seguidillas, boleros, zorcicos y un largo etc.) y también los bailes de salón de moda en la época en que se compusieron (vals, pasodoble, marzurca, chotis…). Tonadas tradicionales y canciones del folclore infantil forman parte de sus escenas. De ahí que, además de la presencia de la danza, participara también el Coro Infantil Talía Mini. Diez coros de zarzuela interpretaron tanto Coro Talía como Talía Mini a lo largo del concierto, sin contar los tres bises, de autores como Barbieri, Chueca, Bretón, Usandizaga, etc.
Los coros: la alegría del concierto
Los coros de zarzuela ocupaban la mayor parte del concierto, coros marcados por la chispa, la alegría y el ambiente festivo, unos muy conocidos y otros menos. La formación del Coro Talía no fue la habitual por cuerdas (sopranos, altos, tenores y bajos). En esta ocasión se mezclaron las voces con la intención de aportar mayor teatralidad a la interpretación de las piezas. El Coro Infantil Talía Mini, que se estrenaba con la zarzuela, ocupó la primera fila de los asientos del coro. El hecho de prescindir de la partituras y cantar de memoria favoreció la interacción entre orquesta, coro y directora y, por supuesto, con el público.
A ritmo de seguidillas
Las seguidillas, en sus distintas variantes (manchegas, boleras, sevillanas…), aparecen recurrentemente en la zarzuela y sonaron varias veces a lo largo del concierto. Las Seguidillas zapateadas (“Aunque soy de La Mancha no mancho a naide”), de la zarzuela Pan y Toros de F. A. Barbieri, con su ritmo vivo y alegre, propio de las seguidillas manchegas, fueron punto de partida del concierto y animaron al público desde el inicio. Sonaron poco después, solo con las voces de mujeres, las Seguidillas de las lavanderas, de la zarzuela El chaleco blanco de Federico Chueca, con el lenguaje castizo de las lavanderas del Manzanares y su dosis de crítica social: “A presonas d’alcurnia y d’opulencia les lavamos camisas que dan vergüenza”.
Federico Chueca y La Gran Vía
Aparte de las mencionadas seguidillas de El chaleco blanco, se interpretaron otros divertidos coros de Chueca. Dos pertenecían a La Gran Vía. Las voces masculinas del Coro Talía interpretaron con rotundidad un divertidísimo coro de esta zarzuela, el mordaz Pasodoble de los sargentos. Y el coro Talía Mini brilló en solitario con la interpretación de la Mazurca de los marineritos, en la que representaban a un grupo de alumnos del Asilo Naval de Barcelona que llegan a Madrid para participar en unas regatas en El Retiro.
El año pasado por agua y Agua, azucarillos y aguardiente
Desde luego, Federico Chueca fue uno de los compositores protagonistas del concierto. Los coros Talía y Talía Mini abordaron con entusiasmo el animado Pasacalle (“Aquí viene la flor de Maravillas) de El año pasado por agua, que se convirtió en uno de los momentos más vistosos del concierto, al complementarse con una llamativa coreografía abanicos a cargo de las siete bailarinas de la compañía de Sara Martín. En la segunda parte, la sección de mujeres (sopranos y altos) del Coro Talía y las niñas y niños de Talía Mini interpretaron el famoso Coro de barquilleros (“Venimos de la Ronda de Embajadores”) de la zarzuela, también de Chueca, Agua, azucarillos y aguardiente. Ambas piezas ensalzan los distintos barrios de Madrid.
Majos y majas, manolos y manolas
Barbieri nos llevó al Madrid goyesco, al de los majos y las majas, manolos y manolas. No hay que olvidar que a F. A. Barbieri se le considera como el padre del teatro musical español. Si Pan y Toros, cuyas seguidillas manchegas abrieron el programa, transcurre en tiempos de Carlos IV, El barberillo de Lavapiés está ambientada en el reinado de Carlos III. Son zarzuelas históricas, que hacen referencia a personajes y acontecimientos reales. De El barberillo se interpretó el preludio y coro inicial, que nos sitúa en la romería de San Eugenio, que se celebraba cada 15 de noviembre en el Monte del Pardo. Una vez más, música y danza se unieron con una coreografía de danza bolera.
Zarzuela del siglo XX
José María Usandizaga, el tándem Reveriano Soutullo y Juan Vert y Pablo Sorozábal , junto a Jacinto Guerrero, fueron autores que estrenaron sus zarzuelas en el primer tercio del siglo XX. De Usandizaga el Coro Talía interpretó el magnífico y colorista Coro de la Feria, de su zarzuela Las Golondrinas, cuando mozos y mozas salen a divertirse en una noche de San juan. Voces masculinas y femeninas dialogan entre risas y cantos al amor mientras se escucha una canción infantil (“Al pasar el arroyo de Santa Clara”) que corrió a cargo de Talía Mini. Mozos y mozas protagonizan también la elegante y popular Ronda de enamorados (“Dónde estarán nuestros mozos”), de La del Soto del Parral , de Soutullo y Vert. De Sorozábal, coros y orquesta interpretaron la conocida Ensalada madrileña, de Don Manolito, en la que se alternan canciones populares infantiles (“El canto del milano”, ”En Madrid hay una niña”…) con cantos al amor (“El amor no es solo un niño”).
Los intermedios
Los coros se alternaron con páginas exclusivamente orquestales, como intermedios y preludios y la Orquesta Metropolitana de Madrid brilló en todos ellos. Los intermedios en la zarzuela son un número musical corto que se interpreta, durante un cambio de escena o como preludio a un acto que no es el primero. El programa incluía dos de los intermedios más famosos de nuestra zarzuela. El primero fue el de La leyenda del beso, de los compositores R. Soutullo y J. Vert, una pieza de gran lirismo en la que destaca un precioso solo de violín, que fue interpretado por José Gabriel Nunes (concertino). El segundo fue el de La boda de Luis Alonso de G. Giménez. Sara Martín bailó en solitario en ambos intermedios. Las dos coreografías de danza estilizada fueron aclamadas por el público. El sonido de las castañuelas, que la bailarina llenó de matices, se integró a la perfección en el sonido orquestal.
Los preludios
Dos destacados preludios se incluyeron en el programa, el de El tambor de granaderos, de R. Chapí, en la primera parte, y el de La verbena de la Paloma, de T. Bretón, en la segunda. Música y danza se unieron de nuevo en El tambor de granaderos. La delicadísima y elegante coreografía de danza bolera, a cargo de Sara Martín y otra de sus bailarinas pertenece a Manuel Segovia, coreógrafo, bailarín y director de la Compañía Ibérica de Danza. Para la segunda parte, se dejó uno de los preludios más bellos de nuestra zarzuela, el de La verbena de la Paloma. Es un preludio cálido, como la noche de agosto en la que se desarrolla la trama, víspera de la fiesta de la Virgen de la Paloma. En él se suceden los temas musicales que aparecen a lo largo de la obra, comenzando por el del famoso dúo habanera “¿Dónde vas con mantón de Manila?” y que se repite más tarde con un precioso solo de flauta.
Romanzas para tenor
El tenor Miguel Borrallo interpretó con gusto y excelente fraseo dos conocidas romanzas, aunque muy diferentes entre sí. En ambas, estuvo muy bien acompañado por la Orquesta Metropolitana de Madrid. Una de ellas fue el famosísimo Canto a la espada (“Fiel espada triunfadora”), romanza perteneciente a la zarzuela El huésped del Sevillano de J. Guerrero, que los grandes tenores españoles han llevado fuera de nuestras fronteras. Si marcial fue la primera, la segunda fue apasionada y muy bien matizada. Se trataba de la bellísima romanza de Enrique (“Bella enamorada”), de la zarzuela El último romántico, uno de los tres grandes éxitos de los compositores Reveriano Soutullo y Juan Vert, junto a La leyenda del beso y La del soto del Parral.
Broche final: Jota de la Dolores
La tercera y brillante intervención de Miguel Borrallo sería ya en la famosa Jota de La Dolores, de Tomás Bretón, con la que concluía el concierto. La Dolores no es en realidad una zarzuela, sino ópera española, pues ser compositor de ópera fue la principal preocupación del autor. Una de las escenas más conocidas de esta ópera es la fiesta en la que se ensalza la grandeza de Aragón y se entona la Gran Jota, “Aragón la más famosa”. Sin duda, son unas páginas grandiosas y emocionantes. El gran conjunto de coros, orquesta, tenor y danza levantaron al unísono a todo el público de la Sala Sinfónica. Prolongados aplausos, el público en pie y gritos de “Viva la zarzuela” pusieron fin a la temporada del Grupo Talía.
Los bises
Reinaba un ambiente inmejorable, de gran alegría. y la prolongada ovación fue agradecida con tres bises. El primero de ellos fue la Escena y coro de los paraguas, del sainete lírico El amigo Melquiades de J. Serrano, que comienza con la canción infantil “Que llueva, que llueva”, que entonó Talía Mini. La segunda fue el genial y elegantísimo chotis de La chulapona, de F. Moreno Torroba, interpretado en este caso solo por el Coro Talía. Y si unas seguidillas abrieron el concierto, otras lo cerraron, pues todo el conjunto se unió para decir adiós con las alegres seguidillas de La verbena de la Paloma de T. Bretón y una espectacular coreografía con mantones de la compañía de Sara Martín. Un gran final, lleno de buenas sensaciones, para la temporada 23-24 del Grupo Talía.
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