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CONCIERTO MUNDOS FANTÁSTICOS

Sábado 30 de octubre, 11:30 de la mañana

Auditorio Nacional – Sala Sinfónica

Orquesta Metropolitana de Madrid – Coro Talía

Directora. Silvia Sanz Torre.

1º abono Temporada 2021-2022

Programa: Fausto: Ballet La noche de Walpurgis (Gounod) – Les djinns (Fauré)- Tannhäuser: Marcha y coro de la entrada de los invitados (Wagner) – La valquiria: Cabalgata de las valquirias (Wagner) – Andrómeda VI (Vivas) – El pájaro de fuego, versión 1919 (Stravinski)

Mundos fantásticos: una gran acogida para un programa exigente

Sábado 30 de octubre de octubre por la mañana, acaba de iniciarse el puente de Todos los Santos, previsión de lluvias y día de concierto. El Grupo Talía inauguraba la temporada 2021-2022 de la Orquesta Metropolitana de Madrid, el Coro Talía y su directora titular Silvia Sanz Torre en el Auditorio Nacional de Música, la temporada n º 11 . El concierto, titulado Mundos fantásticos, reunía un programa muy exigente para los intérpretes: el ballet La noche de Walpurgis (Gounod), Les djinns (Fauré), Marcha y coro de la entrada de los invitados de Tannhäuser (Wagner), la Cabalgata de las valquirias (Wagner) y El pájaro de fuego, versión 1919 (Stravinski), además de un estreno, Andrómeda VI, de Alejandro Vivas. El público que recibió cada una de las obras con cálidos, intensos y prolongados aplausos.

Inauguración de temporada: un programa exigente muy aplaudido por el público

La temporada del reencuentro

En vísperas de Halloween y de la festividad de Todos los Santos, orquesta y coro interpretaron obras inspiradas en leyendas y cuentos, mitología y literatura: demonios, magos, brujas y otros seres fantásticos se dieron cita a través de la música con un programa pensado para todo tipo de público. Pero el concierto fue fantástico por otras muchas causas. Fue el primer concierto del Grupo Talía tras la supresión de las restricciones de aforo en el Auditorio Nacional y fue el concierto del reencuentro con aquellos abonados y público que no pudieron acudir a conciertos durante los peores momentos de la pandemia. Fue gratificante y emocionante tenerlos de vuelta.

El diablo y sus tentaciones

El primer “mundo fantástico” al que viajamos fue demoniaco, el mundo que Mefistófeles pone ante los ojos de Fausto, el sabio que vendió su alma al diablo a cambio de juventud. El compositor francés Charles Gounod introdujo el espectacular ballet “La noche de Walpurgis” en el Acto V de su ópera Fausto. Las brujas rodean a Fausto y Mefistófeles y los transportan a una caverna de reinas y cortesanas. Allí el diablo ofrece a Fausto el amor de las mujeres más hermosas de la historia.  La lograda interpretación de la Orquesta Metropolitana bajo la batuta de Silvia Sanz fue la mejor manera de comenzar el concierto.

Más criaturas infernales

“En la llanura nace un ruido. Es el aliento de la noche que ruge como un alma que el fuego no deja escapar”.  Así comienzan Les djinns de Victor Hugo, poema al que el compositor francés Gabriel Fauré puso música en 1875. El Coro Talía se sumó a la orquesta para esta pequeña obra coral en la que Fauré trasladó perfectamente a la música el dramatismo del poema. Durante la interpretación de esta pequeña joya coral sentimos el inquietante acecho de los djinns (criaturas sobrenaturales de la mitología árabe), el rumor que crece hasta convertirse en grito infernal, el angustioso momento en el que nos rodean y su marcha hasta ser de nuevo un rumor que se extingue con la música. Esta obra, seguramente desconocida para la mayor parte del público, forma parte de ese repertorio que el Grupo Talía escoge porque se interpreta poco y merece la pena hacer para disfrute tanto de los músicos como del público.

Cantar al amor

Orquesta y coro pusieron fin a la I parte del concierto con la “Marcha y coro de la entrada de los invitados” de la ópera Tannhäuser de Wagner. Fue un viaje a la Edad Media y al mundo de los trovadores o Minnesingers. La música, suntuosa y brillante nos situó en el castillo de Wartburg y en el gran salón donde se celebraba el legendario concurso de canto, un concurso en el que los participantes cantan al amor y el vencedor obtendrá la mano de Elisabeth, sobrina del Landgrave de Turingia, aunque el protagonista, Tannhäuser, pone en juego también su vida.

Valquirias en acción

Comenzó la II parte por todo lo alto. De nuevo Wagner con toda su intensidad, ímpetu, y energía y una de sus obras más conocidas: la Cabalgata de las valquirias, el fragmento más popular de su ópera La valquiria (1870), segundo título de la tetralogía El anillo del nibelungo. Con semejante torbellino fue fácil situarnos en ese paisaje de bosques y montañas rocosas cubiertas por nubes de tormenta y ver a las valquirias en plena acción, cabalgando hacia el Valhalla, el Olimpo de la mitología nórdica, para llevar hasta allí a los héroes muertos en la batalla.

Destino Andrómeda

La aventura musical por mundos fantásticos nos llevó también a otras galaxias con música de hoy:  Andrómeda VI, de Alejandro Vivas, compositor de cabecera del Grupo Talía. Esta obra para sampler, coro y orquesta sinfónica nos llevó por territorios inexplorados y lenguajes desconocidos. Alejandro Vivas suma elementos electroacústicos al sonido sinfónico y coral y combina ritmos básicos y primitivos con estructuras complejas para lograr una música sugerente y evocadora, muy cercana al estilo de una banda sonora, en la que se suceden y se funden lo épico y lo bucólico.  La obra se interpretaba por primera vez en el Auditorio Nacional de Música y fue muy bien recibida. El autor no pudo estar presente en su estreno y Silvia Sanz agradeció los aplausos del público mostrando la partitura.  

Un pájaro de fuego

La Orquesta Metropolitana abrió y cerró el concierto con dos obras para ballet, aunque muy diferentes. Nada tienen que ver el ballet de Fausto de Gounod y El pájaro de fuego de Stravinski. Cuatro décadas median entre ambas obras y pertenecen a lenguajes musicales diferentes. El pájaro de fuego, inspirado en relatos del folclore ruso Stravinski, fue el punto de partida de la exitosa colaboración del músico con los Ballets Rusos de Serguéi Diáguilev, el empresario ruso que encandiló a los parisinos con sus innovaciones coreográficas y escenográficas. Esta historia de magos malvados, princesas encantadas y un príncipe liberador con ayuda del extraordinario poder de un pájaro de fuego embruja también al que la escucha. La música de Stravinski, que la Metropolitana interpretó en su versión de 2019, nos captura y nos salva, nos hipnotiza y nos despierta de un brinco con sus contrastes y sus sorpresas. Parece mentira continúe siendo tan nueva con sus 110 años de historia.

Sorpresa final

El público agradeció con cálidos y prolongados aplausos todas las obras de un programa variado, entretenido, y de gran dificultad interpretativa, música clásica que pudo disfrutar público de todo tipo  (y da gusto ver niños entre el público que escuchan un concierto de música clásica de principio a fin). Como despedida una sorpresa inesperada para un programa tan clásico, Bad Boy, un divertido arreglo de Alejandro Vivas sobre el Thriller de Michael Jackson, que incluye percusión corporal: chasquidos, sonidos guturales, los ruidos de las hojas de las partituras del coro o golpes en el suelo se integraron con el sonido de la orquesta, pero lo que más sorprendió al público fue que los miembros del coro se convirtieron de repente en zombis para entonar el estribillo de la famosa canción. Al final coro y orquesta cayeron “como muertos” sobre sus sillas. Un momento muy divertido para dar fin al primer concierto de la temporada.