La Sala Sinfónica del Auditorio Nacional se vistió de gala el pasado sábado 28 de diciembre para recibir una de las citas más esperadas de la temporada navideña: el concierto “Singing Europe” del Grupo Concertante Talía. Con la sala llena hasta el último rincón y cerca de 2.000 espectadores ansiosos por disfrutar de una velada inolvidable, la música demostró, una vez más, su capacidad de unir corazones y emociones.
Desde el primer acorde, el concierto homenajeó al público fiel que cada Navidad llena la Sala Sinfónica y a los recién llegados, transformando cada actuación en una auténtica fiesta. Bajo la dirección de la talentosa Silvia Sanz Torre, la Orquesta Metropolitana de Madrid y el Coro Talía ofrecieron un recorrido magistral por géneros y estilos que, en conjunto, dejaron una huella imborrable en los asistentes.
Un inicio vibrante y lleno de nostalgia
El programa abrió con Every breath you take de Sting, una elección perfecta para calentar el ambiente y preparar al público para lo que estaba por venir. La adaptación sinfónica de Alejandro Vivas añadió una nueva dimensión a este clásico, envolviendo al público en una cálida familiaridad.
A continuación, It’s not unusual, popularizada por Tom Jones en 1965, trajo consigo la energía y el ritmo característicos de la época. La interpretación del Coro Talía, con arreglos que resaltaban la vitalidad de la pieza, hizo que más de un espectador se moviera al compás de la música.

Et maintenant, una emotiva canción francesa de Gilbert Bécaud, añadió un toque de melancolía y sofisticación a la velada. La orquesta y el coro lograron capturar la esencia de la chanson française, transportando a los presentes a las calles de París.
El medley de los Beatles, titulado «Let it Beatles», fue uno de los momentos más esperados. Las canciones de los Fab Four han sido objeto de innumerables versiones, pero la fusión sinfónica presentada esa noche ofreció una perspectiva fresca y emocionante, recordando al público la atemporalidad de su música.
Feel the beat, un homenaje a los Bee Gees, trajo la esencia de la música disco de los años 70. La adaptación sinfónica permitió redescubrir la complejidad y riqueza de las composiciones del trío británico-australiano, destacando su influencia en la música contemporánea.

La primera parte concluyó con “Duende y sabor”, una composición original de Alejandro Vivas que fusiona ritmos latinos con la estructura sinfónica, demostrando la versatilidad y creatividad del compositor y arreglista. Además, el coro sorprendió al público y a la directora con una ingeniosa broma.

Al ritmo de Sarandonga, comenzaron a cantar: «Y nos vamos despacito, que el descanso empieza ya; si nos ve la directora, lo mismo se va a enfadar». Mientras entonaban esta simpática improvisación, los miembros del coro se levantaron de sus asientos, dirigiéndose hacia la salida de la sala con una coreografía desenfadada. Entre risas y aplausos, alzaron un muñeco recortable, típico del Día de los Santos Inocentes, dejando tras de sí a una directora sorprendida y a un público entregado, que estalló en carcajadas ante el espíritu festivo y espontáneo del momento.
Tras este increíble punto y aparte, dando paso al descanso del concierto, el público se dirigió al hall del Auditorio Nacional dónde recibieron como obsequio pequeños pergaminos llenos de color y grandes deseos, de cara al año nuevo, por parte de miembros del Coro Talía, de la Orquesta Metropolitana de Madrid, de la directora Silvia Sanz, del Coro Talía Mini y de los miembros de la administración y gestión del Grupo Talía. Además los asistentes pudieron escribir sus propios deseos y colgarlos en el árbol de los deseos.
Deseos escritos por niños, madres, padres, amigos, abuelos y todos llenos de amor,salud, música, felicidad y paz, deseando tanto para ellos mismos como para sus allegados lo mejor para este 2025.




La música como puente hacia la emoción
La segunda parte del concierto elevó la experiencia a un nivel superior con Viva la Vida de Coldplay. Lanzada en 2008, esta canción ha sido interpretada en diversos formatos, pero la versión sinfónico-coral de esa noche logró una profundidad emocional que resonó en cada rincón de la sala.
El concierto continuó con clásicos de Boney M, cuyas canciones como Rivers of babylon y Daddy cool fueron reinterpretadas con arreglos que resaltaban la riqueza melódica y rítmica de estos éxitos de la música disco.
El cierre con las canciones de «Mamma Mia» de ABBA fue el broche de oro. Temas como Dancing Queen y Chiquitita hicieron que el público, compuesto por varias generaciones, se uniera en un canto colectivo, celebrando la universalidad y el poder unificador de la música, mientras miembros de la Orquesta y del Coro bailaban al ritmo de la melodía.



Un cierre apoteósico
Cuando la última nota pareció desvanecerse, el público, lejos de retirarse, se puso en pie en una ovación clamorosa que exigió bises. La directora Silvia Sanz Torre, con su habitual calidez y elegancia, tomó la palabra para ofrecer un emotivo mensaje navideño. Su discurso resonó como una sinfonía de gratitud, celebrando el milagro de la música y la importancia de trabajar en armonía para superar los retos de la vida.
Los bises no defraudaron: El guateque, Last christmas y We will rock you devolvieron al público a la euforia, con aplausos acompasados, cantos y percusiones improvisadas desde las butacas. Fue el broche de oro para una velada que quedó grabada en la memoria y el corazón de todos los presentes.






Una celebración inolvidable
“Singing Europe” no solo fue un concierto, sino una celebración de la música como lenguaje universal, capaz de trascender barreras y unir almas en una sinfonía de emociones compartidas. Con un auditorio lleno y un público entregado, esta cita navideña reafirmó su lugar como un evento imprescindible en el calendario cultural madrileño.
A medida que el público abandonaba la sala con sonrisas y el eco de las últimas notas resonando en sus corazones, una cosa quedó clara: la magia de la música es el mejor regalo que podemos compartir. Felices fiestas y que el nuevo año traiga consigo más momentos inolvidables como este.
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